jueves, 22 de julio de 2010

El Mundo al Reves

Despues de leer esta Nota de el diario municipal El Lider
Nos preguntamos, que viene ahora?


Viernes 2 de julio de 2010
Alcalde intentará traer restos de héroe de la Guerra del Pacífico a Cartagena21.22: Osvaldo Cartagena ha rescatado el valor que tiene para el balneario la figura Ricardo Santa Cruz


El alcalde cartagenino, Osvaldo Cartagena Polanco, se puso una meta cuando asumió su periodo: el que las nuevas generaciones conozcan el nombre del teniente Ricardo Santa Cruz Vargas.
Su tarea cobra forma cada vez más, pues el edil no se conforma con rendirle honores con un desfile cívico militar. Ahora Cartagena quiere buscar la manera de traer hasta la comuna balneario los restos del héroe cartagenino que murió baleado en plena Guerra del Pacífico.
La idea del alcalde es que el cuerpo de Santa Cruz sea sepultado en las tierras en que nació, donde cada año se le pueda brindar un homenaje con “él presente”.



“Queremos ver la posibilidad de traer sus restos para que tenga aquí su descanso eterno, en la tierra donde nació”, dijo Osvaldo Cartagena Polanco.


QUEREMOS????


quienes?

Armijo y El?
Bueno, eso no importa, aunque si se trata de muertos celebres, seria mas apropiado trasladar los restos de Huidobro hasta un Lugar mas digno en lugar de rodearlo de poblaciones callampa, antes de pretender darle algun tipo de PLUS a Cartagena, metiendo un cadaver en nuestras tierras, las cuales ni siquiera cuentan con un cementerio DIGNO , para darle sepultura a la gente que se nos esta muriendo.

MUCHOS PREFERIRIAMOS UNA DIGNA SEPULTURA Y HOMENAJE A NUESTRO AMIGO TUDESCA.

Señor Alcalde...le imploramos, le pedimos, le rogamos..
NO SE CUELGUE DE LA HISTORIA, ASUMA EL PRESENTE




ACHUNTELE A UNA.
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Teniente Ricardo Santa Cruz Vargas


Nació en Cartagena, el 2 de julio de 1847 en el hogar formado por don Joaquín Santa Cruz Carrillo y doña María Mercedes Vargas. Cuando aún no cumplía catorce años ingresó a la Escuela Militar, el 27 de febrero de 1861. El 12 de enero de 1865 recibió sus despachos de Subteniente y fue destinado al Batallón 2º de línea. Con este grado hizo la Campaña del Norte durante la Guerra con España y estuvo destacado en Caldera. El 27 de noviembre tomó parte en el ataque a la fragata Berenguela que bloqueaba dicho puerto. Ese día, el Comandante de Armas de Caldera, Coronel Graduado José Antonio Villagrán, trató de sorprender a los españoles en la bahía de Calderilla, con un grupo de lanchas cañoneras, sin que este ataque diera el resultado apetecido, por cuanto el fuego de la nave obligó a los chilenos a abandonar su intento.

Terminada la Guerra con España y en el transcurso del año 1868, Santa Cruz fue destinado a la región de la Frontera, llegando a totalizar en esa zona, más de once años.

El 13 de abril de 1879, con el grado de Sargento Mayor fue llamado para integrar las fuerzas del Ejército que debían marchar al norte, como Segundo Comandante del Regimiento Zapadores; al asumir ya lucía sus presillas de Teniente Coronel. En Antofagasta fue un valioso auxiliar del mando y participó en la instrucción que se hacía a los reclutas y a los soldados de línea, en el empleo de la guerrilla. Debido a su profunda afición al estudio de manuales extranjeros, Santa Cruz pudo redactar un manual de instrucción que prestó valiosos servicios. Su actividad lo hizo destacarse ante la mirada atenta del General en Jefe del Ejército, Erasmo Escala, quien al iniciarse la Campaña de Tarapacá, ordenó que el transporte Lamar, que llevaba a su bordo a la Brigada de Zapadores, marchara a la cabeza para que esta tropa fuera la primera en desembarcar y preparara el camino a las otras unidades.

Al comenzar el desembarco, el 2 de noviembre de 1879, una Compañía de Zapadores y dos del Atacama fueron las primeras que pisaron tierra enemiga. Tan pronto como se inició el avance de la segunda ola, Santa Cruz con el resto de su Batallón saltó a tierra y tomando la dirección de la Unidad, marchó con bizarría sobre las líneas adversarias, desplegando sus compañías en guerrillas y manejándolas al son de la corneta. El orden y disciplina de combate que hicieron gala Zapadores, admiró a todas las fuerzas de desembarco y el prestigio de Ricardo Santa Cruz creció ante los ojos de sus soldados. El avance que las fuerzas de Hospicio hicieron hacia Dolores, bajo el mando del General Escala, Santa Cruz y sus Zapadores llegaron a reunirse a las tropas vencedoras del Coronel Sotomayor y, días más tarde formaron en la columna que, al mando del Coronel Luis Arteaga marchó sobre la Quebrada de Tarapacá.

Al realizarse el ataque a la Quebrada de Tarapacá las tropas mandadas por Santa Cruz, integradas por dos Compañías de Zapadores, una del Segundo de Línea, una de Granaderos y cuatro piezas de montaña, perdieron su dirección en la camanchaca de la amanecida. Hombres y bestias no bebían ni comían desde hacia cuarenta y ocho horas y el cansancio había alargado la columna de 500 hombres en más de tres kilómetros. Cuando se levantó la niebla, Santa Cruz comprobó que había perdido la dirección hacia su objetivo y en cambio desfilaba por la ceja, a la vista de la aldea de Tarapacá. El adversario lo había visto y sus cornetas tocaban alerta. Los oficiales de artillería de su columna solicitaron autorización para abrir fuego sobre las fuerzas adversarias que se arremolinaban en el fondo de la quebrada y que, con algunas fracciones, comenzaba a trepar por la ladera en actitud de sorprenderlo. Santa Cruz negó su autorización, lo que permitió a los infantes peruanos alcanzar la ceja y colocarse a su retaguardia, abriendo un nutrido fuego de fusil. Santa Cruz había enviado a su caballería a Quillaguasa, objetivo que se le había fijado por alcanzar, de modo que solamente contaba con sus 400 infantes y zapadores. Con una extensa línea de combate, comenzó a hacer frente a la infantería aliada que parecía brotar de la quebrada y sin poder hacer uso de su artillería. El combate se convirtió en una hecatombe: en media hora Santa Cruz había perdido un tercio de sus hombres y el adversario una cantidad similar a la suya que cubría el campo de batalla. La llegada de los Granaderos, salvó a la columna, ya que su carga obligó a retroceder al enemigo. El saldo del combate fue espantoso: un cincuenta por ciento de los soldados de Santa Cruz había caído en la lucha, antes del medio día. Pero aún quedaba algo peor. El enemigo que había sido rechazado en todas partes, recibió refuerzos provenientes de Pachica, generalizando en la tarde un nuevo ataque, que tuvo como resultado la derrota de las fuerzas de Arteaga y su desastrosa retirada a través de la Pampa, donde sufrieron considerables pérdidas.

Terminada la Campaña de Tarapacá, el Ejército de Chile comenzó la Campaña de Tacna, desembarcando en Pacocha e Ilo, a lo cual siguió el exitoso combate de Los Ángeles. La meta ahora era Tacna y el 26 de mayo de 1880 comenzó el ataque contra las fuerzas del Ejército Aliado Perú-Boliviano.

La Batalla de Tacna fue particularmente dura. Los Zapadores formaban en la División del Coronel Orozimbo Barbosa (IV División) y en el ataque que ésta hizo para aliviar la presión que los aliados hacían a la primera línea de combate, reforzando a sus divisiones delanteras, fue herido mortalmente el Comandante Ricardo Santa Cruz, cuando sus tropas alcanzaban los atrincheramientos adversarios. Una bala lo alcanzó en el vientre y falleció luego de conocer el triunfo alcanzado por los chilenos en la acción.

Junto con santa Cruz, cayeron en Tacna muchos brillantes oficiales de todas las unidades, como los Martínez y Torreblanca del Atacama, pero todos ellos señalaban con su sacrificio la voluntad de un pueblo que sabía derramar su sangre por su Patria.




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